La esperanza de la medicina de precisión estriba en lograr que los tratamientos se adapten a los cambios genéticos en el cáncer de cada persona. En la actualidad, si un paciente necesita tratamiento para el cáncer puede recibir una combinación variada de tratamientos, incluyendo cirugía, quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia. Qué tratamiento recibe cada paciente dependerá generalmente del tipo de cáncer, su tamaño, y si se ha diseminado. Con la medicina de precisión, el conocimiento de los cambios genéticos en cada tumor puede ayudar a decidir qué tratamiento funciona mejor.
A pesar de los continuos progresos de los investigadores, el enfoque de la medicina de precisión para el tratamiento del cáncer no es todavía parte del cuidado rutinario para la mayoría de los pacientes. Muchos nuevos tratamientos diseñados para actuar sobre un cambio específico están siendo probados en ensayos clínicos que se encuadran en la medicina de precisión. Algunos de ellos aceptan a pacientes con tipos y etapas específicos del cáncer. Otros aceptan a pacientes con variados tipos y estadíos de cáncer. Para ser elegible para los ensayos de medicina de precisión, el tumor del paciente debe tener un cambio genético determinado que le haga ser objetivo de uno de los tratamientos sometido a prueba.
El desarrollo de nuevas biotecnologías y su aplicación a la medicina de precisión en el tratamiento del cáncer es un campo en continua y rápida evolución. Comprender las alteraciones moleculares, sus mecanismos de acción y cómo relacionarlas con las nuevas terapias es un desafío en la práctica clínica y la oncología médica.
Fruto de estos avances, la Investigación ha producido interesantes novedades en la comprensión de la función inmune y el desarrollo de nuevas terapias. Hoy, los nuevos avances apoyados en la aplicación de la citometría de masas y la secuenciación de alto rendimiento permiten la evaluación de la función celular y sus respuestas. Además, la traslación de conceptos importantes a la clínica facilita la realización de prometedores ensayos clínicos de fase temprana.
La Fundación Nobel ha reconocido la labor fundamental en estos avances del Profesor Jim Allison quien ya en 1990 demostró que la proteína CTLA-4 ejercía una acción inhibitoria que frenaba la actividad de las células T; y unos años más tarde que la inhibición de CTLA-4 con un anticuerpo específico conducía al estímulo de la respuesta inmune y el rechazo del tumor manifestado en forma de beneficio clínico en el paciente. Ello estimuló la investigación de nuevos fármacos dirigidos contra las diferentes vías inhibitorias de las células T: las conocidas como «immune checkpoint therapies”. Alguna de estas ha alcanzado pleno desarrollo y se ha convertido ya en tratamiento aprobado por la FDA y de uso en la clínica.
Los estudios de Allison se orientan al mejor conocimiento de la inmunología molecular del complejo antígeno receptor de las células T, otros receptores co-estimulantes y otras moléculas relacionadas con la activación de las células T. Todas estas aproximaciones suponen la puesta en marcha de nuevas estrategias que permitirán nuevos tratamientos para el cáncer y las enfermedades autoinmunes, así como el más completo entendimiento de las respuestas en los pacientes tratados.
Comparte el Nobel con Allison, el inmunólogo japonés Tasuku Honjo, conocido por su identificación molecular de las citoquinas IL-4 e IL-5 así como por el descubrimiento de la Deaminasa de Citosina Inducida por Activación (también llamada AID o AICDA acrónimo del inglés «Activation Induced Cytosine Deaminase») que codifica una deaminasa de edición de ADN miembro de la familia de deaminasas de citidina implicada en la hipermutación somática, la conversión de genes y en el cambio de isotipo en los genes de inmunoglobulinas en las células B del sistema inmunitario.
En 1992 Honjo identificó PD-1 (Programmed Cell Death Protein 1) como un gen inducible en los linfocitos T activados lo que supuso una contribución seminal para el conocimiento de la regulación del sistema inmune y el desarrollo de inmunoterapias para las enfermedades autoinmunes y para el cáncer a través del bloqueo de PD-1.
De su mano y la de cientos de otros grupos de investigadores, estamos en el camino de tratar de entender la naturaleza del sistema inmune y su respuesta ante las enfermedades malignas, así como explorar las respuestas auto- y alo-inmunes al cáncer con el objetivo de avanzar en el descubrimiento y desarrollo de la inmunoterapia antitumoral más eficaz en cada caso.
Estamos ante el reconocimiento, en las personas de Allison y Honjo, de un hito en la lucha contra los tumores. El más prometedor esfuerzo de la comunidad científica en el entendimiento y posible solución del mayor reto que la naturaleza permite para poner límite al ciclo vital o la expectativa de vida: el cáncer.
José Antonio Gutiérrez Fuentes
Director Fundación Gadea Ciencia