Fernando Baquero
Resumen de noticias periodísticas, en televisión, radio y prensa. “Se ha detectado un pequeño terremoto en Santa Inés, en la Baja California”. “Parece un fenómeno local sin mayores consecuencias”. Una semana después: “La población de Santa Lucía se ha despertado alarmada por un temblor de tierra” “La Oficina Regional de Sismología sospecha que podría tener relación con el que ocurrió hace unos días en Santa Inés”. Cuatro días y ocho horas más tarde: “Terremoto destructivo en los barrios del sur de San Diego, con pocas víctimas, dos ancianos que quedaron sepultados bajo su propia casa” “Miles de personas sin hogar buscan refugio fuera de la zona”. En un programa de ámbito nacional: “Preocupación por los continuados terremotos en el Sur de California: ¿se está abriendo la Falla de San Andrés?” Reacciones en todo el país a ese comentario: “Si se produjese una apertura de la falla de San Andrés tendría lugar una catástrofe inimaginable, con millones de muertos en toda California”, “Los expertos urgen a las autoridades a tomar medidas inmediatas”. Al día siguiente: “El alcalde de Santa Pita se niega a clausurar las fiestas populares de pasado mañana, por razones electorales”. “El alcalde se enriquece personalmente con esas fiestas, poniendo en riesgo las vidas de miles de sus conciudadanos”. Tres días más tarde “Terremoto de magnitud 5.2 en el sur de San Diego, con doscientos muertos, sobre todo de los barrios mas desfavorecidos”. “Millones de personas huyen de la ciudad atascando las carreteras; la policía incapaz de poner orden”. Inmediata reacción en un medio nacional crítico con el gobierno local: “¿Porqué no se pudo prever esta cadena de terremotos letales? Un portavoz del Instituto Sísmico de California reconoce que desde hace meses venía detectando inestabilidades en las placas tectónicas, pero que no declaró nada por no provocar la alarma social”. Inesperadamente, las noticias comunican: “Terremoto de magnitud 4.6 en Bijie, Guizhou, China”. “Expertos sospechan que hay relación entre los terremotos de California y Bijie”. “Se hace urgente convocar una Conferencia Mundial sobre Protección de Desastres Sísmicos Planetarios”. En medios de comunicación social: “Los expertos indican que el planeta puede partirse en dos, como una naranja, nunca hemos estado más cerca del Apocalipsis Final”. Declaración oficial: “No tiene que propagarse una alarma injustificada; sin embargo, recordamos que cada uno es responsable de su propia seguridad y de su familia: si nota algún temblor, colóquese bajo el dintel de una puerta o debajo de una mesa”. Surgen iniciativas de protección por parte de empresas y la gran industria, como “producción masiva de mesas antisísmicas recubiertas de acero y titanio galvanizado que resisten una gran presión”. Pero “Para la extracción masiva de titanio se está obligando a trabajadores de Oaxaca (México) y Travancor (India) a trabajar en condiciones inhumanas por parte de la gran industria capitalista”. En otro periódico de gran circulación: “Si la fractura sísmica llega a los pozos petrolíferos, podrían producirse explosiones cien mil veces más potentes que la de Hiroshima”. Al día siguiente: “Cierran por precaución los pozos petrolíferos de Signal Hill; si la alarma se propaga, se espera un aumento exponencial del precio del petróleo”. “China y Chile, optan por la investigación en cascos individuales de alta resistencia”. “Recomendada por expertos, la General Motors cambia sus líneas de producción a la de dinteles de puertas hechas de acero con un diseño ojival, que impide el colapso vertical bajo presión”, pero “El aumento de producción de acero incrementará la liberación de CO2 y producirá daños irreversibles en la biodiversidad del planeta”. Y en otro plano: “La herencia mortífera y criminal de los colonizadores españoles; si fray Junípero Serra no hubiese fundado misiones y ciudades en California, apenas tendríamos problemas, millones de vidas en peligro podrían haberse salvado”. Se hace necesaria una cooperación entre estados: “Ciudades de riesgo sísmico conocido, como Olot en España o Siracusa en Italia, encabezan un movimiento para reclamar urgentemente ayudas europeas para proteger las vidas de los ciudadanos de territorios en riesgo”. A todo esto, hace ya dos semanas que no se produce ningún terremoto de intensidad destacable.
“Hemos demostrado, por encima de cualquier duda razonable, que trabajando y sufriendo juntos, hemos vencido a las Fuerzas Sísmicas, declaran las máximas autoridades políticas de la Nación”. Así sea.
(Cualquier parecido con la catástrofe del Covid-19 es pura coincidencia)