29/11/2020 – Dr. Juan García Puig
Yo he tenido mucho miedo y no he llevado a mis hijos al colegio (8 y 6 años) porque mi padre vive con nosotros (86 años) y padece EPOC. ¿Cree Vd. que debería llevarlos?
Sí, sin duda. El beneficio de la escolaridad compensa con creces el riesgo de que sus hijos puedan transmitir el virus a las personas de su familia, especialmente si Vd. adopta unas medidas muy estrictas en su casa.
La revista Nature reflexionó (29.10.2020; Dyani Lewis) sobre este tema: Los colegios NO están siendo lugares “calientes”, de infección por el coronavirus. Le transcribo estas reflexiones (https://www.nature.com/articles/d41586-020-02973-3).
Al finalizar el verano 2020 muchos temían que las infecciones por COVID-19 aumentaran cuando las escuelas y las guarderías reabrieron. Sin embargo, NO se han documentado muchos casos. Las investigaciones sobre la diseminación del virus han demostrado que los niños pueden contraer el virus y eliminar partículas virales, y que los niños mayores tienen más probabilidades de transmitirlo a otros que los niños muy pequeños.
Los motivos de estas tendencias no están claros, pero sin duda estos hechos tienen implicaciones para los niños mayores y para los maestros.
Las escuelas y guarderías podrían ser un entorno ideal para la transmisión del coronavirus; en su interior se reúnen, durante bastante tiempo, numerosos niños y niñas. Sin embargo, en todo el mundo, el número de infecciones por COVID-19 sigue siendo muy inferior entre los niños que entre los adultos.
Una conclusión uniforme a nivel mundial es que las escuelas pueden reabrir de forma segura cuando la transmisión en la comunidad es baja. Pero incluso en lugares donde las infecciones comunitarias estaban aumentando, los brotes en las escuelas han sido poco frecuentes, especialmente cuando se han adoptado precauciones para reducir la transmisión.
Por ejemplo, en Italia reabrieron en septiembre más de 65.000 escuelas. Cuando el número de casos iba aumentando en la comunidad (“segunda ola”) tan solo 1.212 escuelas habían experimentado brotes cuatro semanas después. En el 93% de los casos, solo se comunicó un caso de infección y tan solo una escuela secundaria tuvo un grupo con más de 10 personas infectadas.
La información de Inglaterra también indica que los adultos que trabajan en las escuelas son los más propensos a infectarse (https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.08.21.20178574v1). La mayoría de los 30 brotes escolares confirmados en junio fueron por transmisión entre miembros del personal docente, y solo 2 brotes se atribuyeron a la propagación del virus de un estudiante a otro alumno.
Los niños pequeños son menos transmisores que los mayores.
Los investigadores creen que una de las razones por las que las escuelas no se han convertido en “puntos calientes de COVID-19” es que los niños y adolescentes, especialmente los menores de 20 años, son menos susceptibles a la infección que los adultos (meta análisis de 32 estudios de prevalencia; Viner RM, et al. Susceptibility to SARS-CoV-2 Infection Among Children and Adolescents Compared With Adults: A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA Pediatr. September 25, 2020. doi:10.1001/jamapediatrics.2020.4573). La probabilidad de infección en niños, comparada con la de los adultos es de 0.56 (intervalo de confianza del 95%, 0.37-0.85). Esto significa que la probabilidad de que un niño se infecte, de media, es un 44% menor que la de un adulto.
Este gradiente de infecciosidad en relación con la edad también se ha documentado en los EE.UU.; la tasa de infección es dos veces más alta en los niños de 12 a 17 años que en los de 5 a 11 años (ver figura inferior).
Otro hecho singular es que los niños pequeños, incluidos los de 0 a 5 años, tienen menos probabilidades de transmitir el virus a otras personas (son menos transmisores del virus que los mayores).
En un análisis de las escuelas alemanas, se ha visto que las infecciones eran menos comunes en los niños de 6 a 10 años que en los niños mayores y en los adultos que trabajaban en esas escuelas. En suma, la posibilidad de transmisión del coronavirus aumenta con la edad, y los adolescentes parecen tener la misma probabilidad de transmitir el virus que los adultos. La CONCLUSIÓN de estas observaciones es que los adolescentes y los maestros deben ser el foco de las medidas de protección, como el uso de máscaras o el regreso a las lecciones a distancia (on-line), cuando la transmisión comunitaria es elevada.
Mi CONSEJO es que Vd. valore las medidas que se han adoptado en el colegio de sus hijos, que se informe de las infecciones que se hayan producido desde el comienzo del curso 2020/21, y que, ante el riesgo de que sus hijos puedan transmitir el virus a las personas con las que conviven en su domicilio, adopte Vd. unas medidas muy estrictas en su casa, especialmente para con su padre.