Premio Nobel de Medicina, 2020. Virus C de la hepatitis

3 noviembre, 2020 AdminGadea

01/11/2020 – Dr. Juan García Puig

 

Adaptado de Callway E, Ledford H. Virologists who discrovered hepatitis C win medicine Nobel. Nature 2020; Oct 5, doi: 10.1038/d41586-020-02763-x). La revista Nature (ha publicado un resumen en relación al Premio Nobel de Medicina 2020, concedido a tres investigadores por sus contribuciones al conocimiento del virus de la hepatitis C.

 

Los ganadores son Harvey Alter de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. en Bethesda, Maryland; Michael Houghton, de la Universidad de Alberta en Canadá; y Charles Rice, Universidad Rockefeller, Nueva York. Los tres compartirán un premio de 10 millones de coronas (1,1 millones de dólares). Sus trabajos con el virus de la hepatitis C permitió desarrollar tratamientos efectivos contra esta infección, ahora ampliamente disponibles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la infección por el virus C de la hepatitis afecta a 150 millones de personas en el mundo (2% de la población). Causa cerca de 400.000 muertes al año, sobre todo por cirrosis y cáncer de hígado.

En la década de 1970, Harvey Alter estudió la transmisión de la hepatitis, que causaba inflamación del hígado, como un efecto secundario de las transfusiones de sangre. Un trabajo anterior había identificado los virus de la hepatitis A y B. Alter demostró que un tercer patógeno viral transmitido por la sangre podría transmitir la enfermedad a los chimpancés.

Michael Houghton y su equipo identificaron el virus a parir del material genético de chimpancés infectados. Concluyeron que se trataba de un nuevo virus ARN (material genético constituido por ácido ribonucleico, como el virus de la hepatitis A o el virus SARS-VcoV-2), de la familia de los Flavivirus (como los virus que causan la fiebre amarilla, el dengue, o la fiebre de Zika) y lo llamaron virus de la hepatitis C.

El equipo dirigido por Charles Rice utilizó técnicas de ingeniería genética para caracterizar una parte del genoma de la hepatitis C, responsable de la replicación viral, y demostró su protagonismo en la enfermedad hepática.

Harvey Alter ha señalado que los investigadores de Chiron tardaron seis años en clonar un pequeño fragmento del genoma viral de la hepatitis C, y expresó dudas sobre si una investigación tan minuciosa podría llevarse a cabo hoy. «Hoy en día, si no tienes un punto final inmediato, es difícil obtener fondos». “Ahora es mucho más difícil para las personas, especialmente los jóvenes, dedicarse a la investigación. Creo que la dinámica tiene que cambiar».

Algunos investigadores habían considerado al virólogo Ralf Bartenschlager de la Universidad de Heidelberg en Alemania como candidato al premio Nobel de la hepatitis C, por su investigación sobre las formas de propagar este virus en el laboratorio. Pero Bartenschlager dice que el comité del Nobel tomó una decisión razonable. «Creo que la forma en que lo han abordado es bastante comprensible».

En el pasado, Michael Houghton había criticado abiertamente los premios científicos que limitan el número de destinatarios; el número máximo de galardonados por un solo premio Nobel es tres. En 2013 rechazó el prestigioso Premio Gairdner de Canadá, de 100.000 dólares canadienses (75.000 dólares estadounidenses), porque el premio no reconocía a sus colaboradores Qui-Lim Choo y George Kuo en Chiron.

Michael Houghton dice que esperaba convencer a la Fundación Gairdner de ampliar la lista de premios para incluir a sus colaboradores. Pero no lo logró. El premio Nobel, dice, es un asunto diferente. «Creo que sería demasiado presuntuoso de mi parte rechazar un Nobel», dijo durante una conferencia de prensa. «Sus regulaciones y sus procesos se basan en la voluntad de Alfred Nobel, y no creo que sea factible discutir este tipo de cosas con ellos».

Dificultades para obtener una vacuna frente al virus de la hepatitis C.

Los resultados de las investigaciones de los galardonados, y de otros muchos, han posibilitado mejoras significativas en las pruebas y el tratamiento de la hepatitis C. Hasta ahora teníamos tratamientos complejos y poco efectivos que han sido reemplazados por medicamentos que bloquean directamente el virus. Estos medicamentos tienen el potencial de curar la gran mayoría de las infecciones por hepatitis C, pero su alto costo inicial hizo que el acceso en muchos países de ingresos bajos y medianos fuese limitado.

El tratamiento actual requiere tomar medicamentos durante 8 a 12 semanas. Muchos pacientes con hepatitis C se encuentran en entornos vulnerables o consumen drogas, y es bastante difícil tratar a estas personas. La OMS se ha fijado el objetivo erradicar el virus de la hepatitis C en 2030 y sería excelente tener una vacuna. El desarrollo de una vacuna para la hepatitis C está siendo lento, en parte por una escasa inversión y por la naturaleza del virus en sí. La genética de cada cepa del virus de la hepatitis C difiere enormemente; el virus de la hepatitis C es diez veces más diverso que el VIH e infinitamente más que el coronavirus SARS-CoV-2, (COVID-19). Además, es difícil realizar ensayos clínicos en las poblaciones más predispuestas a la hepatitis C, por la idiosincrasia de la población diana y problemas con el cumplimento del tratamiento, visitas, etc. Pero ninguno de estos problemas es insuperable. El virus fue descubierto hace 30 años pero aún no disponemos de una vacuna. Este hecho nos debe hacer reflexionar sobre la enorme dificultad de generar una vacuna eficaz frente a cualquier virus.

Aún hay muchas personas infectadas que mueren por la hepatitis C. Es posible que la disponibilidad de los tratamientos actuales tan eficaces hayan podido generar una idea errónea de que el problema de la hepatitis C se ha resuelto. Parece que las aportaciones a la investigación (donantes) y las revistas científicas están menos interesadas en esta enfermedad. Este premio Nobel podría ser una oportunidad para recordarle al mundo que la hepatitis C sigue siendo un problema muy importante.

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